martes, 23 de octubre de 2012

¡Ruedala!

Llegar a entender el mundo que nos rodea recorriéndola en una bicicleta, dejarse golpear el rostro por el fresco viento de las mañanas para al fin abrazarlo,  sentirse libre y manejar el tiempo, espacio y lugares donde detenerse. Estar más cerca de las personas, sucesos, olores u objetos que nos son placenteros para la vista. Es felicidad.
En Lima, los pedaleros necesitamos más ciclovías. Es sencillo, con tan solo marcar estos espacios en una parte de la acera o de la pista, les recordamos a los automovilistas el respeto que deben tener hacia al vehículo menor.
Pero existe otro impedimento cultural o de status, por lo que algunos aún no se animan de hacerlo. Se piensa que quien   opta por utilizar este medio, es porque no puede tener un auto, eso puede ser muy cierto pero también  puede no serlo.
 Lo cierto es, que el uso masivo de este medio de transporte ya forma parte de la cotidianidad en los países más desarrollados y nosotros, por antonomasia, también deberíamos incluirla en nuestros planes viales del metropolitano o tren eléctrico, con vagones especiales para su transporte.
 Ya lo hicieron durante su estadía, los músicos Paul Mc Cartney y  David Byrne quien dijo que "a veces hay más emoción en descubrir lo excitante y nuevo que las comodidades de las conveniencias" al recorrer el malecón de la costanera, a lado del  mar,. Al hacerlo le hará bien a su salud y al de la ciudad, también.