Richard Gálvez, un voluntario del hospital Rebagliati, no pudo contener toda la rabia acumulada de esos años de abusos durante el servicio militar, mientras él se alimentaba del miserable rancho de tropa, su general salia del cuartel en un nuevo auto de $35,000 dolares que le entregaba el Estado. Y así empezaba a darse cuenta de injusticias, los desniveles proporcionables de una sociedad cucufata, hipócrita y racista.
Y sin perder la oportunidad de su vida cuando le vió, le dijo a Alán García ¡¡¡ CORRUPTO !!!.
Y sin perder la oportunidad de su vida cuando le vió, le dijo a Alán García ¡¡¡ CORRUPTO !!!.
Tuvo la osadía de decirle frente a frente al endiosado presidente de la república y frente a toda su escolta de seguridad, lo que la mayoría de peruanos sentimos de un gobierno que no ha sido capaz de enfrentar a la corrupción, si no es solo por un sector de la prensa mediatica o cuando la angurría de mantener su poder peligra.
Alán García, no iba a dejarse insultar por cualquiera-regresó y se dio tiempo para preguntar quién había sido- zampándole una bofetada limpia al cachete del pobre muchacho, a quién cobardemente le siguieron propinandole más golpes los guardias de su seguridad. Hasta ahora algunos adulones al gobierno, tienen el desparpajo de decirnos que -se debe respetar, la investidura presidencial-