Allá por el año 1995 cuando la conocí, entendí entonces porque los criollos la amaban y respetaban. Su inigualable voz aguda que la acompañara para grabar junto a Libertad lamarque, Pedro Infante, Los Panchos etc. aún permanecia intacta. Ahora mismo recuerdo un anécdota que les contaré a continuación:
Cierta noche de presentaciones artísticas, en ese pequeño anfiteatro de Miraflores donde se rendía culto a la Peruanidad con nuestra música, yo tenia que velar por su normal desarrollo. Entre el público se notaba a un ex-empresario criollo de la vieja guardia que por su estado de ebriedad inmediatamente lo invite a salir para conversar y pedirle que se fuera a descansar. Al momento me mostró una foto en blanco y negro, donde se encontraba con su pareja en pleno baile, y al ver a la dama de la vieja fotografía, reconocí a Jesùs Vàsquez.
Al cabo de poco tiempo después, se presentarìa la cantante en ese mismo escenario como parte de un plan para fortalecer nuestra identidad nacional desde Miraflores, ciudad afectada por el terrorismo.
- Que buen tanganazo ¡ Salud, salucita !... así decía y se iba preparando nuestra Reyna y Señora de la canción criolla.
Aclamada Reyna y Señora dos veces, seguramente por su sencillez y nobleza que arrastraba desde su pobre callejón donde vivió, y que pertenecía a los Paz Soldàn en el jiròn Huancavelica, cerca a Las Nazarenas del centro de Lima. Ella, con la figura de una diminuta mujer, venia siempre acompañada para cantar con la única integrante de su séquito de sus últimos años, su hija Pocha.
-¡ Oiga este piscacho esta bueno pa´calentar la garganta antes de empezar a cantar ! decía la orgullosamente " Chola ", como la reconocerìan sus màs allegados.
- " Señoras y Señores con ustedes nuestra Reyna y Señora de .....Jesùs Vàsquez " y el pùblico reventaba entre gritos un estallido aplauso para darle la bienvenida.
Nunca olvidaré aquel gesto del hombre que quizás alguna vez fue correspondido al cariño de Jesùs Vàsquez . Cuando al termino de una de sus presentaciones, él la espero a la salida para su reencuentro con la artista, seguramente después de varios años. Se arrodillo frente a ella y muy al estilo de la caballerosidad del Limeño antiguo con una rosa roja que guardaba, alzo su mirada y se la entrego para recibir de sus propias manos, su bendición y agradecimiento, y así poder besarlos, quizàs una vez más.
Esta escena de entrega y admiraciòn con respeto, se volvería a repetir al igual con otros admiradores y hasta algunas autoridades se colgaban de su imagen, entregándoles diplomas que solo se envejecerian al poco tiempo.
El Estado debe preocuparse, ¿porque somos capaces de conocer y pagar más por ver a Aerosmith que a nuestros artistas y/o porque los medios nos impone saber sobre la opción sexual de Ricky Martin ?.
Las malas costumbres de algunos investidos hombres de gobierno, de cantar a lado del cajón en sus velorios, para decir " yo también soy del pueblo ". y a la vez, ser capaces de pagar quince mil dolares por una sola presentación artistica a Fabiola de la Cuba. mientras otros artistas mendigan en las calles, bares y transportes pùblicos.
Todo esto a pesar que aún, tienen el poder de hacer más justa la vida del desprotegido artista, ofreciéndoles poner a funcionar espacios pùblicos para presentarse y estar cerca al pueblo. Debo también añadir, que un día después que murió Jesùs Vàsquez en el anfiteatro que lleva su nombre en Chosica, personalmente observé que solo se presentaban cómicos ambulantes mal o nada instruidos en el arte de entretenimiento.
Ahora como siempre, seria bueno volver a replantearnos, ¿ en que se utiliza los impuestos recaudados, de los últimos conciertos de artistas internacionales ?.
En esta mezquina sociedad donde se piensa que el hombre vale más por lo que tiene, la Reyna de la canciòn criolla mantuvo su reinado no precisamente por sus joyas o belleza, sino por su capacidad de desprendimiento. Nosotros sus plebeyos, no la olvidaremos... y le decimos, descansa en paz Jesús Vàsquez.
(Vals )
Felipe Pinglo Alva
La noche cubre ya con su negro crespón
de la ciudad las calles que cruza la gente con pausada acción.
La luz artificial con débil proyección
propicia la penumbra que esconde en su sombra venganza y traición.
Después de laborar, vuelve a su humilde hogar
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo, el hombre que supo amar.
Y que sufriendo está esta infamante ley
de amar a una aristócrata siendo plebeyo él.
Y que sufriendo está esta infamante ley
de amar a una aristócrata siendo plebeyo él.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor, siendo humano tiene algo de divino,
amar no es un delito porque hasta Dios amó
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero
¿Por qué robarnos quieren la fe del corazón?
Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
ella de noble cuna y yo humilde plebeyo,
no es distinta la sangre ni es otro el corazón.
¡Señor por qué los seres no son de igual valor!...
Así en duelo mortal abolengo y pasión
en silenciosa lucha condenarnos suelen a grande dolor
al ver que un querer porque plebeyo es,
delinque si pretende la enguantada mano de fina mujer
El corazón que ve destruido su ideal
reacciona y se refleja en franca rebeldía que cambia su humilde faz.
El plebeyo de ayer es el rebelde de hoy
que por doquier pregona la igualdad en el amor.
El plebeyo de ayer es el rebelde de hoy
que por doquier pregona la igualdad en el amor.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor, siendo humano tiene algo de divino,
amar no es un delito porque hasta Dios amó
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero
¿Por qué robarnos quieren la fe del corazón?
Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
ella de noble cuna y yo humilde plebeyo,
no es distinta la sangre ni es otro el corazón.
¡Señor por qué los seres no son de igual valor!...
Felipe Pinglo Alva
La noche cubre ya con su negro crespón
de la ciudad las calles que cruza la gente con pausada acción.
La luz artificial con débil proyección
propicia la penumbra que esconde en su sombra venganza y traición.
Después de laborar, vuelve a su humilde hogar
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo, el hombre que supo amar.
Y que sufriendo está esta infamante ley
de amar a una aristócrata siendo plebeyo él.
Y que sufriendo está esta infamante ley
de amar a una aristócrata siendo plebeyo él.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor, siendo humano tiene algo de divino,
amar no es un delito porque hasta Dios amó
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero
¿Por qué robarnos quieren la fe del corazón?
Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
ella de noble cuna y yo humilde plebeyo,
no es distinta la sangre ni es otro el corazón.
¡Señor por qué los seres no son de igual valor!...
Así en duelo mortal abolengo y pasión
en silenciosa lucha condenarnos suelen a grande dolor
al ver que un querer porque plebeyo es,
delinque si pretende la enguantada mano de fina mujer
El corazón que ve destruido su ideal
reacciona y se refleja en franca rebeldía que cambia su humilde faz.
El plebeyo de ayer es el rebelde de hoy
que por doquier pregona la igualdad en el amor.
El plebeyo de ayer es el rebelde de hoy
que por doquier pregona la igualdad en el amor.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor, siendo humano tiene algo de divino,
amar no es un delito porque hasta Dios amó
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero
¿Por qué robarnos quieren la fe del corazón?
Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
ella de noble cuna y yo humilde plebeyo,
no es distinta la sangre ni es otro el corazón.
¡Señor por qué los seres no son de igual valor!...