Como todas las mañanas, mi padre se apresuraba para dirigirse a la panadería. Cuando por un instante, dejo la bolsa de pan en un lugar donde mi madre acostumbraba, a dejar la ropa que acababa de recoger del tendero.
Después de recorrer dos cuadras, hacer su cola y llegar a realizar su pedido, la vendedora se quedó muy sorprendida cuando gritò ¡ Que es esto !.
Mi padre muy acongojado, no supo donde dirigir su mirada, cuando apenas pudo reconocer su reluciente y blanca prenda interior, mostràndose ante los demás.