PARTE II ( La Parada de La Victoria )
Desde una puerta se reflejaba una tenue luz rosada , apenas salió un hombre calvo cubierto de una gorra deportiva y casaca jean , Roberto no podía creer que reconoceria en aquel maltratado rostro y a pesar de los años transcurridos a su ex-compañero de colegio , amigo de travesuras y de inquietantes reencuentros , ¡ Victor ! exclamó con naturalidad en medio del pasadizo dirigiéndose hacia él para darle su abrazo fraterno .
Victor era un hombre de estatura mediana a quien en el burdel conocerían como " el pelado ", él había logrado descubrir el negocio de venderles ropa a las putas ( puta deriva del latín putarè que significa pensar ) , el tipo había tenido tanta mala suerte en cada oficio que emprendía por su debilidad al despilfarro de su dinero y su obsesión por seguir a las mujeres , de esa manera había logrado encontrar la forma de estar con ellas sin vaciar sus bolsillos , vendiéndoles ropa ò intercambiándolos por sexo , a él se le permitían hacer sus negocios en aquel lugar porque de vez en cuando llevaba chicas de otros prostíbulos.
Roberto no se sorprendió al encontrarse con su viejo amigo en aquel sitio , en algún momento Victor había sido su maestro de calle , fue él quién lo había sacado de casa para convertirlo en un vago durante su adolescencia , nunca olvidaría la noche del reencuentro después varios años de abandonar el colegio cuando algunos ex-alumnos incluido Toño , un ex-capitán de la policía se atrevieron a realizar una batida en pleno horario de toque de queda , eran los tiempos del terrorismo y explosiones de coches bombas y a ellos se les había terminado todo el licor de la despensa , los tres y dos compinches más liderados por el entonces oficial de policía " Toño " con el pretexto de hacer un seguimiento por el robo de una bicicleta , se atrevieron a buscar en los fumaderos de Lima algunos sospechosos llegando a Pamplona , Malambito y otros sitios más para detener a los pichicateros y así lograr sacarles los últimos soles .
¡ Pelao , pelao ! - lo llamaban de otros cuartos las chicas para comprarle más prendas , y se fue rápidamente a seguir cobrando sus deudas - por un momento Roberto volvió a quedar solo , explorando los demás cuartos de aquel burdel con más de treinta años de antiguedad cuando ... al poder asomarse entre un grupo de alborotados curiosos llega acercarse a Lizbeth , una hermosa colocha alta y afinada piel rosácea que se deslizaba con sutileza en el marco de su puerta .
Lizbeth era su nombre de pila en aquel lugar , se limitaba a contestar las preguntas susurrandole al oído de quién lo hacía , alejada a un metro de la puerta mostraba de perfil su fino cuerpo cubierto de una lencería fina de color negro que iba a tono con su larga cabellera oscura , pero su principal arma para seducir a los aparentemente incautos visitantes era su muy breve y dirigida mirada ingenua , con los lentos movimientos de abrir y cerrar de sus párpados que parecían pedir a gritos con auxilio y desesperaciòn un héroe imaginario la rescatara de aquella cárcel amatoria , nada más alejado de la realidad , ella estaba ahí para capturar clientela y ellos para sentirse poseedores o poseídos.
Mientras en el tercer piso del edificio Guizado de Gamarra , Mercedes la esposa de Roberto contaba sus monedas restantes para invertir comprando nueva tela que utilizaba en la confecciòn de vestidos para novias , el vendedor que era un antiguo proveedor de la zona la entretenía con nuevas variedades del producto . Mercedes y Roberto se conocieron cuando ambos pasaban una crisis matrimonial , ella era una mujer calculadora y de carácter dominante y él un descontrolado impulsivo que haría cualquier cosa por salir con su capricho , para Roberto los motivos que lo atrajeron a ella ya no eran apetecibles y para Meche él lo había descepcionado , la aparente solvencia económica que en algún momento gozo y que la habia atraìdo se habían esfumado por completo . Ahora ambos tenìan que vivir de su trabajo y su creatividad...
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