Cada hombre desde su propio concepto del éxito, tiene derecho a ganarse su subsistencia y agruparse con otros para mejorarlo. Pero lo que no tiene derecho es abusar de sus semejantes para lograrlo.
Esta desidia de algunos, preocupa especialmente a aquellos quienes se han favorecido de los beneficios económicos de estos últimos años y que por justicia sus ganancias pertenecen, sin ninguna diferencia, a todos los peruanos. Ahora, esa angustia, se ha convertido en una impaciencia social, que pone a Ollanta Humala como una posible solución a sus problemas.
En esta vida, ¡no todos partimos con las mismas oportunidades! y aún siendo así, hay quienes a pesar de las adversidades, logran superarse y compartir su fortuna. Lo contrario a esta forma abnegable de ser, esta la apetencia política entre los liberales Toledo, Kuchinsky y demás, que solo han demostrado ser incapaces de ponerse de acuerdo para enfrentar esta crisis y ganar en la primera vuelta electoral. Ellos, como la gran mayoría de los electores de Ollanta, que nada arriesgan porque no tienen nada que perder; ni descuidados que fueren, tienen guardados la mayor concentración de sus bienes, en el exterior. Ellos nunca perderán.
Este domingo cada quien votará por quien le sea más favorable a sus conveniencias, como siempre lo ha sido. La felicidad no es el paraíso en donde a todos nos gustaría llegar, eso, es una fantasía, no existe. La felicidad, son los momentos alegres que debemos vivir con mucha intensidad, que hasta los más infortunados los tienen.
El denominador común de las preferencias de esta elección, no estará ni estuvo nunca en los buenos candidatos que el país ha tenido la oportunidad de tener como su presidente: Bedoya, Perez De Cuellar o el mismo Vargas Llosa que ya declaró que votará por Toledo, acaso más peligrosa su afirmación, que su conveniente deseo.